El spokon de mi corazón Vol. I Ashita no Joe

A lo largo de la historia, varios escritores han creado obras literarias que jamás se olvidarán, como la Iliada y Odisea de Homero, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, Romeo y Julieta y Hamlet de William Shakespeare, Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, La reina de las hadas de Edmund Spenser, la mayoría de los libros de Julio Verne, Cándido de Voltaire y mil obras más. Todo eso ha creado que la literatura sea lo que es, un mundo inmenso, casi tan extenso como el infinito, y que la calidad de los relatos provoque estupefacción en más de un lector.

A pesar de que el manga no tiene tantos siglos como la literatura, no había en la Antigua Grecia un Homero dibujando al primer Son Goku, ni un Miguel de Cervantes ridiculizando los shonen; sí que ha tenido un inicio, un principio, como toda historia. Al igual que en los distintos géneros literarios ha habido autores sobresalientes, en el manga, aunque no tan conocidos como quizá G. A. Bécquer en la poesía, existen Vernes del spokon, Twains del nekketsu, y así con varios géneros más.

Hoy, en particular, me dispongo a hablar de uno de los mangas por excelencia del spokon, género que toca el deporte y narra todo lo concerniente a este; y, bajo mi punto de vista, un manga de culto dentro del género. Dicha obra es Ashita no Joe de Ikki Kajiwara (o Asao Takamori o Asaki Takamori) y Tetsuya Chiba.

Ashita no Joe nos cuenta la historia de Joe Yabuki, un chico un tanto problemático, pillo y huérfano que, cierto día, tras enfrascarse en una pelea con unos matones y ser presenciada por un ex-boxeador, este último decide que el joven tiene futuro y quiere enseñarle a boxear. Lo que puede parecer una simple carrera hacia el estrellato, se ve truncada por varios acontecimientos que no dejarán indiferente a nadie.

Como ya he comentado anteriormente, Ashita no Joe, o Joe del mañana en español, es una obra imprescindible para los amantes del spokon, y también para los que deseen profundizar en los inicios del manga.

Aunque a simple vista el dibujo no sea llamativo o muy detallado u original, Tetsuya Chiba hace una grandísima labor al recrear a la mismísima perfección los movimientos del boxeo, los rostros, las miradas y dar vida, que es lo importante, a los diálogos e ideas de Ikki Kajiwara. La sucesión de las viñetas y las páginas hace que los capítulos sean fluidos y, quiero recalcar esto, para nada pesados; aunque en cierto momento en una página pueda haber más texto de lo normal, el dibujo se fusiona del tal manera con él que incluso una página de tales características se transforma en una con pocos diálogos (o monólogos).

La narrativa es sublime, sucediendo las cosas como deben, o el autor quiere, pasar, y nada es alargado. Actualmente la mayoría de los manga son alargados hasta la saciedad, incluyendo cada vez partidos o peleas más y más complejas, momentos cada vez más estrafalarios y ridículos; algo que termina en un sinfín de capítulos y tomos que hacen de todo menos entretener, Esta obra no es así, cuenta lo que tiene que contar, lo hace de una manera sin igual y, además, entretiene como pocos.

Para finalizar, y tras dejar claro mi opinión de Ashita no Joe, toca dar algunos detalles de la obra. Este manga comenzó a publicarse en enero de 1968, finalizando, tras 171 capítulos y veinte tomos, el 13 de mayo de 1973. Tuvo dos adaptaciones animadas, la primera, de setenta y nueve episodios, se emitió en Japón desde abril de 1970 hasta septiembre de 1971. La segunda temporada se demoró hasta 1980; esta contó con cuarenta y siete episodios y terminó de emitirse en agosto de 1981. Para profundizar más en la historia de Joe Yabuki, se hicieron dos películas, la primera se publicó en marzo de 1980, antes que la segunda temporada; y la segunda y última, en julio de 1981.

Recomendación: A todos los amantes del verdadero spokon.

Puntuación: 10 sobre 10.

¿Licenciado en España?: No.

¿Licenciado en Francia?: Sí, por Glénat,

¿Licenciado en EE.UU?: No (que yo sepa)